La fuente
Esta historieta me ha llegado por Facebook.
La historia
Un joven fue a solicitar un puesto importante en una empresa grande.
Pasó la entrevista inicial e iba a conocer al director para la
entrevista final. El director vio su CV, era excelente. Y le preguntó: "
-¿Recibió alguna beca en la escuela?" el joven respondió "no".
-"¿Fue tu padre quien pagó tus estudios? "
-" Si."-respondió.
-"¿Dónde trabaja tu padre? "
-"Mi padre hace trabajos de herreria."
El director pidió al joven que le mostrara sus manos .
El joven mostró un par de manos suaves y perfectas.
-"¿Alguna vez has ayudado a tu padre en su trabajo? "
-"Nunca, mis padres siempre quisieron que estudiara y leyera más libros. Además, él puede hacer esas tareas mejor que yo.
El director dijo:
-"Tengo una petición: cuando vayas a casa hoy, ve y lava las manos de tu padre, y luego ven a verme mañana por la mañana."
El joven sintió que su oportunidad de conseguir el trabajo era alta.
Cuando regresó a su casa le pidió a su padre que le permitiera lavar sus manos.
Su padre se sintió extraño, feliz pero con sentimientos encontrados y
mostró sus manos a su hijo. El joven lavó las manos poco a poco. Era la
primera vez que se daba cuenta de que las manos de su padre estaban
arrugadas y tenían tantas cicatrices. Algunos hematomas eran tan
dolorosos que su piel se estremeció cuando él la tocó.
Esta fue la
primera vez que el joven se dio cuenta de lo que significaban este par
de manos que trabajaban todos los días para poder pagar su estudio. Los
moretones en las manos eran el precio que tuvo que pagar por su
educación, sus actividades de la escuela y su futuro.
Después de
limpiar las manos de su padre, el joven se puso en silencio a ordenar y
limpiar el taller. Esa noche, padre e hijo hablaron durante un largo
tiempo.
A la mañana siguiente, el joven fue a la oficina del director.
El director se dio cuenta de las lágrimas en los ojos del joven cuando
le preguntó: -"¿Puedes decirme qué has hecho y aprendido ayer en tu
casa?"
El joven respondió: -"lavé las manos de mi padre y también terminé de asear y acomodar su taller"
-"Ahora sé lo que es apreciar, reconocer. Sin mis padres, yo no sería
quien soy hoy. Al ayudar a mi padre ahora me doy cuenta de lo difícil y
duro que es conseguir hacer algo por mi cuenta. He llegado a apreciar la
importancia y el valor de ayudar a la familia.
El director dijo:
"Esto es lo que yo busco en mi gente. Quiero contratar a una persona
que pueda apreciar la ayuda de los demás, una persona que conoce los
sufrimientos de los demás para hacer las cosas, y una persona que no
ponga el dinero como su única meta en la vida". "Estás contratado".
Historietas (con y sin moraleja)
jueves, 4 de septiembre de 2014
martes, 12 de noviembre de 2013
"Retrasados" que nos enseñan a amar
La fuente
La historia
He encontrado esta historia al buscar una imagen de Eva con el árbol de la sabiduría, en el blog: http://cosasdereli.blogspot.com.es/. Sea cierta o no esta historia, creo que merece la pena ser contada.
La historia
Hace algunos años, en las olimpíadas para personas con discapacidad de
Seattle, también llamadas Olimpíadas especiales, nueve participantes,
todos con deficiencia mental, se alinearon para la salida de la carrera
de los cien metros planos. A la señal, todos partieron, no exactamente
disparados, pero con deseos de dar lo mejor de sí, terminar la carrera y
ganar el premio.
Todos, excepto un muchacho, que tropezó en el suelo,
cayó y rodando comenzó a llorar...
Los otros ocho escucharon el llanto,
disminuyeron el paso y miraron hacia atrás. Vieron al muchacho en el
suelo, se detuvieron y regresaron... ¡Todos!
Una de las muchachas, con
síndrome de Down, se arrodilló, le dio un beso y le dijo: "Listo, ahora
vas a ganar".
Y todos, los nueve competidores entrelazaron los brazos y
caminaron juntos hasta la línea de llegada. El estadio entero se puso de
pie y en ese momento no había un solo par de ojos secos. Los aplausos
duraron largos minutos, las personas que estaban allí aquél día, repiten
y repiten esa historia hasta hoy.
martes, 23 de julio de 2013
Tu valor
La fuente
Lo he leído en Facebook y me ha encantado. Tengo que compartirlo aquí.
La historia
Espero que de aquí aprendáis una lección importante hoy. Aunque he
arrugado el billete, lo he pisado y tirado al suelo... todos habéis
querido tener el billete porque su valor no había cambiado, seguían
siendo 20 euros.
Lo he leído en Facebook y me ha encantado. Tengo que compartirlo aquí.
La historia
Una profesora en clase saca de su cartera un billete de 20 euros y lo enseña a sus alumnos a la vez que pregunta: "¿A quién le gustaría tener este billete?". Todos los alumnos levantan la mano.
Entonces la profesora coge el billete y lo arruga, haciéndolo una bola. Incluso lo rasga un poquito en una esquina. "¿Quién sigue queriéndolo?". Todos los alumnos volvieron a levantar la mano.
Finalmente, la profesora
tira el billete al suelo y lo pisa repetidamente, diciendo: "¿Aún
queréis este billete?". Todos los alumnos respondieron que sí.
Entonces la profesora les dijo:
Espero que de aquí aprendáis una lección importante hoy. Aunque he
arrugado el billete, lo he pisado y tirado al suelo... todos habéis
querido tener el billete porque su valor no había cambiado, seguían
siendo 20 euros.
Muchas veces en la vida te ofenden, hay personas
que te rechazan y los acontecimientos te sacuden, dejándote hecho una
bola o tirado en el suelo. Sientes que no vales nada, pero recuerda, tu
valor no cambiará NUNCA para la gente que realmente te quiere. Incluso
en los días en los que sientas que estás en tu peor momento, tu valor
sigue siendo el mismo, por muy arrugado que estés.
sábado, 13 de julio de 2013
Un cuenco para comer
La fuente
La leí por internet.
La historia
Había una familia formada por un hombre, una mujer, el hijo pequeño de ambos, y el padre de uno de ellos.
A la hora de comer, el abuelo sorbía la sopa y hacía ruido, cosa que molestaba a los jóvenes. Un día, el ruido fue excesivo, así que decidieron que eso no podía ser, no podía comer en la mesa con todos, porque además daba muy mal ejemplo al niño.
Le pidieron amablemente que se escondiera detrás del sofá y en el suelo comiera. El abuelo obedeció.
A partir de ese día, el abuelo siempre comía en su rincón para no molestar a los demás y no dar mal ejemplo al niño.
Un día, el abuelo, sin querer, tropezó, y se le cayó el cuenco de sopa, con tan mala suerte que se rompió.
Los jóvenes le reprendieron furiosos: ¡Tienes que ir con más cuidado! ¡Mira qué estropicio ahora!
Como el padre tenía trozos de madera y herramientas en el garage, porque le gustaba el bricolaje, decidió irse para allá. Hizo algo de ruido, ¡pim! ¡pam! ¡pum! Y al cabo de poco rato apareció con un cuenco de madera y se lo dio al abuelo.
El niño preguntó: Papá. ¿Por qué le has dado un cuenco de madera al abuelo, si nosotros comemos en platos de cristal?
El padre respondió: Así, si se le cae, al menos no se romperá, y tu madre y yo no tendremos que estar limpiando todo el estropicio.
El niño, sin mediar palabra, se levantó y fue al garage. El padre le siguió con curiosidad. Cuando el niño cogió un trozo de madera y empezó a ver cómo darle forma, el padre le preguntó: Hijo, ¿qué estás haciendo?
A lo que el niño respondió: Voy a ir preparando 2 cuencos de madera, para cuando mamá y tú seáis viejos, os tiemble la mano y no seáis capaces ni de sujetar el plato, para yo no tener que limpiar vuestro estropicio.
Entonces, el padre y la madre se avergonzaron y se dieron cuenta de lo que habían hecho. Le pidieron perdón al abuelo, le trajeron de vuelta a la mesa y le pusieron un plato normal como a los demás.
La leí por internet.
La historia
Había una familia formada por un hombre, una mujer, el hijo pequeño de ambos, y el padre de uno de ellos.
A la hora de comer, el abuelo sorbía la sopa y hacía ruido, cosa que molestaba a los jóvenes. Un día, el ruido fue excesivo, así que decidieron que eso no podía ser, no podía comer en la mesa con todos, porque además daba muy mal ejemplo al niño.
Le pidieron amablemente que se escondiera detrás del sofá y en el suelo comiera. El abuelo obedeció.
A partir de ese día, el abuelo siempre comía en su rincón para no molestar a los demás y no dar mal ejemplo al niño.
Un día, el abuelo, sin querer, tropezó, y se le cayó el cuenco de sopa, con tan mala suerte que se rompió.
Los jóvenes le reprendieron furiosos: ¡Tienes que ir con más cuidado! ¡Mira qué estropicio ahora!
Como el padre tenía trozos de madera y herramientas en el garage, porque le gustaba el bricolaje, decidió irse para allá. Hizo algo de ruido, ¡pim! ¡pam! ¡pum! Y al cabo de poco rato apareció con un cuenco de madera y se lo dio al abuelo.
El niño preguntó: Papá. ¿Por qué le has dado un cuenco de madera al abuelo, si nosotros comemos en platos de cristal?
El padre respondió: Así, si se le cae, al menos no se romperá, y tu madre y yo no tendremos que estar limpiando todo el estropicio.
El niño, sin mediar palabra, se levantó y fue al garage. El padre le siguió con curiosidad. Cuando el niño cogió un trozo de madera y empezó a ver cómo darle forma, el padre le preguntó: Hijo, ¿qué estás haciendo?
A lo que el niño respondió: Voy a ir preparando 2 cuencos de madera, para cuando mamá y tú seáis viejos, os tiemble la mano y no seáis capaces ni de sujetar el plato, para yo no tener que limpiar vuestro estropicio.
Entonces, el padre y la madre se avergonzaron y se dieron cuenta de lo que habían hecho. Le pidieron perdón al abuelo, le trajeron de vuelta a la mesa y le pusieron un plato normal como a los demás.
martes, 1 de enero de 2013
martes, 7 de agosto de 2012
En mala compañía
La fuente
Acabo de leer esta historia en el Facebook y no me he podido resistir a traerla aquí.
La historia
Una mujer blanca de unos 50 y tantos años llego al asiento que le tocaba en un avión que iba lleno de pasajeros e inmediatamente se negó a sentarse. Junto al asiento se encontraba sentado un hombre de raza negra. Disgustada, la mujer inmediatamente llamo a la azafata y le demandó otro asiento.
Comentario
Yo ya no sé ni por qué mantengo este apartado. Si las historias se explican solas. Creo que no es necesario añadir nada más.
Acabo de leer esta historia en el Facebook y no me he podido resistir a traerla aquí.
La historia
Una mujer blanca de unos 50 y tantos años llego al asiento que le tocaba en un avión que iba lleno de pasajeros e inmediatamente se negó a sentarse. Junto al asiento se encontraba sentado un hombre de raza negra. Disgustada, la mujer inmediatamente llamo a la azafata y le demandó otro asiento.
La mujer dijo "yo no puedo sentarme junto a un hombre negro."
La aeromoza le contesto : "Permítame ver si hay otro asiento disponible."
Después de checar, la aeromoza regreso y le dijo a la mujer:
"Señora, no hay otro asiento disponible en clase económica, pero revisare con el capitán para verificar si existe algún asiento disponible en primera clase."
10 minutos después, la aeromoza regreso y dijo:
"El capitán me ha confirmado que no hay asientos disponibles en clase económica pero hay uno en primera clase. Es nuestra política en la empresa nunca cambiar a una persona de clase económica a primera clase, pero viendo que podría resultar en un escándalo forzar a alguien a sentarse junto a una persona que no le es agradable, el capitán estuvo de acuerdo en hacer el cambio a primera clase."
Antes de que la mujer pudiera decir algo, la aeromoza se dirigió al hombre de raza negra y le dijo:
"Señor, si fuera usted tan amable de tomar sus artículos personales, queremos moverlo a un asiento mas confortable en primera clase ya que el capitán no quiere que usted este sentado junto a una persona desagradable."
Los pasajeros en los asientos cercanos comenzaron a aplaudir mientras algunos ovacionaban de pie la atinada reacción del capitán y la azafata.
Comentario
Yo ya no sé ni por qué mantengo este apartado. Si las historias se explican solas. Creo que no es necesario añadir nada más.
sábado, 30 de junio de 2012
Ubuntu
La fuente
Hace unas semanas, leí esta historia por internet, en un blog sobre unschooling, que es una especie de variante del homeschooling. No recuerdo el blog, ya que fui saltando de página en página, así que ahora he tenido que buscar la historia por internet.
La historia
Un
antropólogo propuso un juego a los niños de una tribu Africana. Puso una
canasta llena de frutas cerca de un árbol y le dijo a los niños que
aquel que llegara primero ganaría todas las frutas.
Cuando dio la señal para que
corrieran, todos los niños se tomaron de las manos y corrieron juntos,
después se sentaron juntos a disfrutar del premio.
Cuando él les preguntó por qué habían corrido así, si uno solo podía
ganar todas las frutas, le respondieron: UBUNTU, ¿cómo uno de nosotros
podría estar feliz si todos los demás están tristes?
UBUNTU, en la cultura Xhosa significa: Yo soy porque nosotros somos.
Comentario
Reconozco que no esperaba esa reacción de los niños, y que me sorprendió para bien. Ojalá aprendiéramos más a ser así en nuestro "civilizado" mundo, en el que si alguien queda marginado, seguro que es porque se lo ha buscado y por vago.
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