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martes, 12 de noviembre de 2013

"Retrasados" que nos enseñan a amar

La fuente

He encontrado esta historia al buscar una imagen de Eva con el árbol de la sabiduría, en el blog: http://cosasdereli.blogspot.com.es/. Sea cierta o no esta historia, creo que merece la pena ser contada.

La historia

Hace algunos años, en las olimpíadas para personas con discapacidad de Seattle, también llamadas Olimpíadas especiales, nueve participantes, todos con deficiencia mental, se alinearon para la salida de la carrera de los cien metros planos. A la señal, todos partieron, no exactamente disparados, pero con deseos de dar lo mejor de sí, terminar la carrera y ganar el premio. 

Todos, excepto un muchacho, que tropezó en el suelo, cayó y rodando comenzó a llorar...

Los otros ocho escucharon el llanto, disminuyeron el paso y miraron hacia atrás. Vieron al muchacho en el suelo, se detuvieron y regresaron... ¡Todos! 

Una de las muchachas, con síndrome de Down, se arrodilló, le dio un beso y le dijo: "Listo, ahora vas a ganar". 



Y todos, los nueve competidores entrelazaron los brazos y caminaron juntos hasta la línea de llegada. El estadio entero se puso de pie y en ese momento no había un solo par de ojos secos. Los aplausos duraron largos minutos, las personas que estaban allí aquél día, repiten y repiten esa historia hasta hoy.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Hombre rico, hombre pobre

La fuente

Esta historia también está extraída en la colección "Los Puntitos Rojos y otros 30 cuentos" que mencioné en la primera historia. Estas 2 historias son las únicas que recuerdo de aquella colección, que, como ya dije, se fue a la basura. En serio, si alguien tiene estos libros, tiene un tesoro, no los tiréis, por Dios.

La historia

2 hombres que no tenían nada caminaban por caminos diferentes hasta que un día se cruzaron. Cuando vieron que ambos no tenían ni casa, ni familia, ni trabajo,... nada, en fin, decidieron que al menos podían tenerse el uno al otro y caminar juntos. Así que deambulaban de aquí para allá, comían lo que encontraban en el bosque, dormían al raso,...

Un día, uno de ellos vio algo extraño entre los matorrales. Decidió acercarse a investigar, y los ojos casi se le salieron de las órbitas cuando descubrió que era un pequeño cofre lleno de oro! Ya nunca más sería pobre, ya nunca más pasaría hambre, ni frío.

Su compañero, viéndolo desde el camino, exclamó: "¡Qué suerte hemos tenido amigo! ¡Mira lo que hemos encontrado!"

El otro le respondíó: "Querrás decir qué suerte he tenido. El tesoro lo he encontrado yo, y por lo tanto es mío."

Aunque algo molesto con quien creía su amigo, el hombre que no tenía nada siguió camino junto al otro hombre. Ambos siguieron caminando y caminando, aunque uno de los 2 iba cargando con un tesoro.

No habían caminado mucho cuando de repente, salieron 2 hombres de detrás de los árboles. Iban armados y parecían bastante agresivos. Gritaron: "¡Alto ahí! ¡Dadnos todo lo que tengáis de valor!"

El hombre que llevaba el oro exclamó, mirando a su compañero: "¡Ay amigo! Qué desgracia hemos tenido. Ahora estos hombres nos robarán todo el oro."

Y el otro le respondió, sin inmutarse: "Querrás decir qué desgracia has tenido. Yo no llevo nada de valor, a mí no podrán quitarme nada."

Y así se quedaron, de nuevo los 2 sin nada. El que había llevado el oro aprendió que hay cosas más importantes en la vida que el dinero, y que hubiera sido más bonito compartirlo con su amigo.