miércoles, 28 de diciembre de 2011

La piedra en el camino

La fuente

He encontrado esta historia en el blog Me siento Trabajadora Social...¡y mucho más!

La historia


“Un niño pequeño que iba caminando con su madre vio una gran piedra al lado del camino.


-         Mamá, ¿podría levantar esa piedra?
-         Claro, hijo, si pones toda tu fuerza en el intento, seguro que lo conseguirás.





El niño fue hacia la piedra, se agachó y agarró con ganas la gran piedra. Lo intentó y lo intentó bajo la atenta mirada de su madre. El pequeño se giró varias veces hacia su madre y finalmente, mirándola a los ojos le dijo:


-         No puedo hacerlo, soy demasiado pequeño. ¿Me ayudas?


Su madre se acercó con una sonrisa, se agachó a su lado y entre los dos levantaron la piedra. Cuando volvieron al camino el niño se puso triste:
-         No he podido hacerlo…
-         En realidad, sí que has podido… A veces, intentarlo con todas tus fuerzas quiere decir ser capaz de pedir ayuda”

Comentarios

No hay que avergonzarse por pedir ayuda, al contrario, hay que verlo como algo positivo.

martes, 29 de noviembre de 2011

¡A volar!

La fuente

Buscando un dibujo que no he encontrado, me he encontrado con esta historia de cómo poco a poco, la Humanidad pudo volar. Reconozco que lo que más me ha gustado son los dibujos. Enlace original.

La historia

Imagen del título ¡A volar!
Texto: Francisco Fernández
Ilustración: Myriam Holgado

Imagen de una persona arriba de un ave
Desde tiempos muy lejanos, los hombres quisieron viajar por el aire.
Como vuelan los pájaros con sus alas.
O igual que las nubes, que flotan en el cielo.

Imagen de los voladores de Papantla

Hubo un artista, cuyo nombre era Leonardo da Vinci, quien además de pintor era inventor.
Él ideó y dibujó muchas aeronaves, algunas de las cuales tenían forma de pájaro.

Imagen de aeronaves diseñadas por Leonardo da Vinci
Pero nunca se decidió a construirlas, y menos a volar en una de ellas, pues otros que lo intentaron habían fracasado.
Pasó el tiempo, y otros hombres pensaron que sería mejor viajar en globos; y así comenzaron a diseñar y construir enormes esferas que llenaban con aire caliente o con gas, que son más livianos que el aire.

Imagen de un globo aeroestático
Imagen de la maquinaria para elevar el globo
De esta manera el globo se elevaba y era empujado por la brisa, de una a otra parte. Los hombres se introducían en una canasta que el globo tenía en su parte inferior, y así podían viajar por el cielo y mirar desde arriba a las otras personas que se quedaban en tierra.

Imagen de globos aeroestáticos

Imagen de gente observando a los globos
También desde lo alto podían verse las casas y los árboles, y hasta las torres de las iglesias y los tejados de los edificios.
  Y como los globos se confeccionaban con telas de colores muy llamativos, desde abajo era fácil distinguirlos.
Imagen de un globo aeroestático sobrevolando una ciudad

El primer hombre que tuvo el valor de viajar en uno de esos aparatos fue un boticario francés. Su nombre es un poco largo y difícil.

Imagen de Juan Francisco Pilatre de Rozier
Y aquí, en México, ¿sabes quiénes fueron los precursores?

Imagen de Benito León Acosta
Nuestros historiadores dicen que el primer vuelo en globo realizado por un mexicano ocurrió en 1842.
El aeronauta se llamaba Benito León Acosta, y cobraba un peso a cada uno de los espectadores que iban a verlo volar.

Imagen de un globo empujado por un fuerte viento
El principal problema de los globos era que no podían manejarse con facilidad y muchas veces, en vez de trasladarse en la dirección que los hombres deseaban, el aparato iba hacia donde el viento lo empujaba.
Entonces, como los hombres no estaban dispuestos a dejarse gobernar por los caprichos del viento, inventaron otra clase de aeronave. Era como un globo gigante, pero alargado.

Imagen de un dirigible
A ese aparato se le colocó un motor y un timón para dirigirlo en el rumbo deseado, a pesar de la dirección del viento. Por eso se le llamó dirigible.

Pero los hombres seguían con sus ideas de poder volar como las aves.

Imagen de una niña con alas
Imagen de un hombre observando una ave

Y pensaban: Los pájaros son más pesados que el aire, sin embargo, se pueden remontar por el cielo a grandes alturas y desplazarse a gran velocidad. ¿Por qué no los hombres?

El primero en volar en un aparato más pesado que el aire, pero con alas, igual que los pájaros, fue el alemán Otho Lilienthal.   Él fabricó una extraña nave que se elevaba impulsada por la fuerza del viento y se sostenía en el espacio durante un tiempo muy breve: se le llamó planeador.

Imagen de un planeador

  Después vinieron muchos más. Imagen de un planeador


Imagen de un planeador destrozado Algunos tuvieron éxito en sus pruebas.
Otros fracasaron.
 
Hasta que, por fin, hicieron su aparición los hermanos Wright, norteamericanos. Ellos decidieron colocar al planeador un motor que lo impulsara con más fuerza.
Y así lograron recorrer con ese aparato una distancia de 250 metros en un minuto.

Imagen de un avión
A partir de ese momento, los hombres comprendieron que ya podían viajar por el aire como las aves. Y llamaron aviones a esos aparatos.
Pronto, en todos los países comenzaron a construirse aviones, con los cuales empezaron a realizar viajes.

Imagen de un avión de juguete
Cada vez más difíciles,

Imagen de un avión que cruzó el Canal de la Mancha
cada vez más largos,

Imagen de una mujer leyendo una nota de un viaje de la Ciudad de México a  Nueva York
cada vez más rápido.

Imagen de la Estatua de la Libertad y la Torre Eiffel

El entusiasmo por la aviación llegó también a México, y en 1910 surgieron en nuestro país los primeros pilotos. Imagen de un piloto mexicano

Antonio Lebrija voló sobre la Ciudad de México por primera vez. Se elevó a 20 metros de altura, y recorrió por el aire una distancia de medio kilómetro. Y casi se mata, pues al avión que tripulaba se le paró el motor en pleno vuelo.
Imagen de Antonio Lebrija sobrevolando la Ciudad de México
Finalmente pudo aterrizar y, a pesar de que se lastimó un poco y se asustó mucho, siguió efectuando vuelos durante muchos años.
Otro de los pioneros de la aviación fue el ingeniero Guillermo Villasana. Él construyó el primer avión de fabricación mexicana, al cual le puso el nombre de Latinoamericano.



Y otro señor a quien le gustaba muchísimo la aviación fue el presidente Francisco I. Madero.

Imagen de un avión mexicano llamado Latinoamericano

Tanto interés y tanta fe tenía en los aviones, que en 1911 aceptó volar sobre la Ciudad de México. De esta manera, Madero fue el primer estadista en el mundo que viajó en avión.

  Imagen de un avión sobrevolando la Ciudad de México
Imagen del transporte del correo por avión   México fue también el primer país del mundo que utilizó el avión para transportar correspondencia. Este viaje se hizo en 1917, entre Pachuca y la Ciudad de México.
Imagen de unas monedas
En la actualidad nos hemos acostumbrado tanto a los aviones, que nos parece muy natural que vuelen.
Pero ¿cómo funcionan? Para empezar, tienen motor, como los automóviles.
Imagen de un avión donde se indica su motor
Estos motores impulsan al avión hacia adelante, haciéndolo correr por la pista cada vez más rápido.

Imagen de un avión al despegar
Cuando el avión llega a su velocidad máxima por tierra... Entonces empieza a elevarse en el aire.
Pero ¿cómo consigue elevarse, si es más pesado que el aire?

Imagen de una comparación entre las alas de un ave y las de un avión
Lo logra gracias a que tiene alas, como los pájaros.

Imagen del viento empujando a las alas de un avión
Debido a la forma de sus alas, el viento corre más rápidamente por encima que por abajo. Esto produce una presión muy fuerte debajo de las alas, que las empuja hacia arriba, cada vez con más fuerza.
Mira cómo el avión sigue corriendo por la pista. Mientras más rápido anda, mayor es la velocidad del viento y mayor también la presión que actúa debajo de las alas.

Imagen de un avión corriendo por la pista a gran velocidad

Imagen de un avión al despegar
Y cuando esa presión se vuelve más grande que el peso de todo el avión, éste empieza a elevarse.
Pero todo esto no sería suficiente para hacer volar un avión, si no fuera por el piloto, que es el hombre encargado de controlar todos los aparatos que están en la cabina de mando del avión para que éste pueda desplazarse por la pista y tomar velocidad, elevarse después poco a poco, trasladarse por el cielo de una ciudad a otra, y descender finalmente en el lugar debido.

Imagen de un piloto al subir y despegar un avión

Imagen de un piloto al volar y aterrizar un avión
No debemos olvidar al copiloto, que es el hombre más importante después del piloto. Y qué decir del mecánico, que vigila el funcionamiento de todo el avión. Y también está el operador de radio, encargado de comunicar a los tripulantes del avión con otras naves o con el aeropuerto. Gracias a este señor y al radar, se puede evitar que las aeronaves choquen en el aire, o que intenten aterrizar al mismo tiempo, o se pierdan por ahí.

Imagen de un aeropuerto
Y, por último, está toda esa gente que uno casi no se da cuenta de que está, pero que trabaja para que todo salga bien.
Los planeadores se utilizan para practicar la aviación. Existen distintos tipos de aviones, fabricados de acuerdo con la utilidad que se les dará.

Imagen de un planeador
Hay aviones como éste, que aterrizan en la nieve.

Imagen de un avión que aterriza en nieve
Los hay también para transporte comercial. Cuentan con grandes bodegas, en las que se almacenan pesadas cargas a fin de trasladarse de una ciudad a otra, o de un país a otro.

Imagen de un avión que transporta animales
Se usan también como auxiliares de la agricultura; con ellos se pueden rociar insecticidas en grandes extensiones de terreno en menos tiempo.

Imagen de un avión utilizado en la agricultura
Y también se utilizan en las guerras para trasladar tropas militares y arrojar bombas.
Pero mejor refirámonos a los aviones de pasajeros, que después de todo son los que cualquier persona puede utilizar.

Imagen de un avión usado para la guerra

Como el "Jumbo", uno de los aviones más grandes de nuestra época, capaz de transportar casi 400 pasajeros en un solo viaje.
 
O como el "Tupolev", que puede llevar 120 pasajeros a una velocidad de 2 500 kilómetros por hora.

Imagen de un avión de pasajeros

Y quién no ha oído hablar del avión supersónico "Concorde", que alcanza una velocidad de 2 200   kilómetros por hora, se eleva a 20 000 metros de altura y puede llevar 100 personas a bordo.

Imagen de una niña volando
Y ahora, cuando llegamos al final de esta historia, es bueno recordar el comienzo: desde tiempos muy lejanos, los hombres quisieron viajar por los aires. Como vuelan los pájaros con sus alas.
Imagen de gente flotando con la ayuda de las nubes  
O igual que las nubes, que flotan en el cielo.


Y pudieron hacer su deseo realidad.

Imagen de una mujer arriba de un ave
 

lunes, 10 de octubre de 2011

El halcón y el águila (leyenda Sioux)

La fuente

Resulta que una de mis hijas tiene que estudiar cosas sobre los indios norteamericanos, y traen preguntas a casa para que busquemos información y podamos contestar a esas preguntas. De modo que, buscando información sobre los indios, he encontrado en internet esta bonita historia, que no conocía. Es una leyenda Sioux.

La historia


Cuenta una vieja leyenda de los indios Sioux, que una vez llegaron hasta la tienda del consejero de la tribu, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Azul, la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu....

-Nos amamos...- empezó el joven

-Y nos vamos a casar...- dijo ella.

-Y nos queremos tanto que tenemos miedo, queremos un hechizo, un conjuro, o un talismán, algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos, que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar la muerte.

-Por favor- repitieron - ¿hay algo que podamos hacer?

El viejo los miró y se emocionó al verlos tan jóvenes, tan enamorados y tan anhelantes esperando su palabra. -Hay algo -dijo el viejo- pero no sé...es una tarea muy difícil y sacrificada.


-Nube Azul -dijo el brujo- ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte, si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de luna llena ¿comprendiste?

-Y tú, Toro Bravo -siguió el brujo- deberás escalar la montaña del trueno, cuando llegues a la cima, encontrarás la más brava de todas las águilas, y solamente con tus manos y una red, deberás atraparla sin heridas y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Azul. Salgan ahora!

Los jóvenes se abrazaron con ternura y luego partieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte y él hacia el sur.

El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con las bolsas que contenían las aves solicitadas. El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas, eran verdaderamente hermosos ejemplares...

-Y ahora qué haremos...-preguntó el joven- ¿los mataremos y beberemos el honor de su sangre?

-No - dijo el viejo.

-¿Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne?- propuso la joven.

-No -repitió el viejo. -Harán lo que les digo: tomen las aves y átenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero, cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.

El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros, el águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero sólo consiguieron revolcarse por el piso. Unos minutos después, irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre sí hasta lastimarse.

Este es el conjuro:

Jamás olviden lo que han visto, son ustedes como un águila y un halcón, si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse el uno al otro. Si quieren que el amor entre ustedes perdure

"Vuelen juntos...pero jamás atados".