Esta historia me la contó mi madre hace muchos, pero que muchos, años. Desconozco de dónde la sacó, o incluso si se la inventó ella.
La historia
En un reino vivían 2 caballeros, que se tenían mucha envidia entre sí, y a veces trataban de fastidiar al otro. El rey era conocedor de esta situación, y estaba cansado, pues pensaba que, con lo buenos caballeros que eran, sería fantástico que pudieran trabajar en equipo. Así que un día tuvo una idea.
Así que al final, el rey decidió que no valía la pena seguir con el campeonato. Además, su plan se estaba cumpliendo a la perfección...
Mandó llamar a los 2 caballeros y les dijo esto: "Caballeros, sé que entre ustedes hay sentimientos poco nobles. Por eso, para forzar su nobleza, una vez que han demostrado ser los mejores y merecer ambos un gran premio, he decidido darles todo lo que quieran. Sólo pondré una condición: Cualquiera de ustedes 2 puede pedir todo lo que desee, y le será concedido. Y a su compañero le concederé el doble de regalos."
Así que empezaron a pensar y pensar, y ninguno de los 2 se decidía. Pues todo el tiempo pensaban: "Si yo pido un castillo, ese tendrá 2. Si pidio tierras, el otro tendrá el doble." Así que ninguno de los 2 se decidía a ser el primero en pedir, pues por mucha fortuna que fueran capaces de imaginar, les fastidiaba pensar que su contrincante tendría mucho más.
Finalmente, uno de ellos se adelantó y le dijo al rey: "Señor, ya me he decidido. Sé lo que deseo."
"Muy bien, pues dígame usted", le contestó el rey.
Ante la sorpresa de todos los presentes, dijo tranquilamente: "Deseo que saquen un ojo".
El rey, sorprendido, le preguntó: "¿Cómo? ¿Está usted seguro? Mire que podría ser riquísimo, tener tierras, castillos, caballos..."
"Claro", contestó el caballero, " pero entonces mi contrincante recibiría el doble, y me fastidia eso. Sáquenme a mí un ojo, y a él deberán sacarle los 2."
De modo que se llevó a cabo el deseo de este caballero, quedando uno de ellos tuerto y el otro ciego, en lugar de ricos y disfrutando de sus nuevas tierras.
Comentario
La verdad es que esta historia se me quedó grabada, y eso que sólo la escuché una vez. Pero creo que es una buena muestra de cómo la envidia es muy mala consejera. Yo espero contársela algún día a mis hijas para que se den cuenta de que vale más ser feliz con lo que tienes, independientemente de lo que tenga el vecino, que estar siempre tratando de acumular más cosas materiales que los demás.